domingo, febrero 26, 2006

Insultos racistas en los estadios...

Acabo de terminar de ver el partido del Barça (que ha ganado por 0-2) y he visto que Samuel Eto'o (jugador negro) ha estado a punto de salir del campo porque no soportaba los insultos racistas del público.

Cuanto más se habla de tales actos, más se propagan por los campos españoles. Mañana seguro que saldrá en todos los noticiarios, lo cual hará que se produzcan más en general en todos los campos y en particular a Eto'o en próximas jornadas. ¿Por qué? Por muchas razones:

Una es que los espectadores quieren siempre desmoralizar al contrario. Si saben que hay algo que fastidie a un jugador, lo harán más todavía.

Otra es que los espectadores en un estadio no son personas socialmente bien educadas, sino que se animalizan. El doctor que lleva una vida responsable y es padre de familia se convierte en un auténtico energúmeno. Seguro que hay muchos estudios psicológicos que demuestran que es beneficioso que ese doctor educado con sus compañeros, eficiente con sus pacientes, comprensivo con su mujer... se desahogue en un estadio de fútbol insultando a jugadores del equipo contrario y sobre todo al árbitro. Vivimos en una sociedad con mucho estrés, muchas injusticias, mucha presión... y el fútbol es una válvula de escape. Podemos intentar autoconvencernos de que somos mucho mejores de lo que somos, pero los hechos están ahí.

Recuerdo hace unos años, en un partido que enfrentaba al Real Murcia contra el Levante. Se jugaba en el campo del primero y el segundo equipo contaba en sus filas, como delantero estrella, con Pedja Mijatovic (que jugó en el R.Madrid unos años). Dicho jugador tenía en aquel tiempo una hija que se debatía entre la vida y la muerte (operaciones complicadas, los doctores temían por su vida...). En aquel partido muchos espectadores coreaban (y a buen seguro aquel jugador oyó): "Que se muera tu hija, que se muera tu hija, que se muera tu hiiiiijaaaa, que se muera tu hiiiijaaaaa".

Aquello, sin ser realmente un insulto, era desde mi punto de vista muchísimo más grave que cualquier insulto racista a cualquier jugador negro. Pues bien, ningún medio se hizo eco de aquello que se repitió varias veces en aquel partido. Nadie condenó aquello que era tan grave desde un punto de vista moral.

La sociedad podrá llorar esos comportamientos racistas, pero en el fondo esos aficionados que corean esos cánticos son currantes que se parten el alma por un pobre sueldo, mientras que Eto'o y otros jugadores negros, al igual que los de otras razas, cobran auténticas millonadas por jugar. Si uno lo piensa dos veces, los esclavos no son esos jugadores negros sino aquellos aficionados que hacen los cánticos.